Bajar documento - La nueva concepción de la historia

les echa en cara los productos de su acción: el desempleo, la pauperización, el semblante
colectivo de la indignación. Ahora bien, los intelectuales (Stephanie Hessel, los economistas
indignados, Naomi Klein, Susan George, Eva Golinger,…), la pluralidad de voces que
expresan el disenso deben avanzar y conjuntarse con la movilización ciudadana (popular), de
modo de otorgar materialidad a sus ideas: éstas deben prenderse en los músculos de sus
creadores y tornarse “fuerza movilizadora material”, para que el movimiento espontáneo
avance y se instale hacia y en su siguiente etapa: la fase organizativa, de propuesta estratégica
conspirativa de “baja intensidad”. El dilema es una norma: morir de inanición o avanzar las
acciones de protesta hacia la profundización de los niveles de intervención transformadora
efectiva de la realidad; decisión ésta, que no se determina sola, puesto que tiene el acicate
paralelo sostenido proveniente de la persistencia de la crisis, de la ausencia de solución al
interior del establecimiento y del recrudecimiento de la agonía de los desposeídos.
De conformidad con las consideraciones expuestas, en el “sujeto político” de la nueva
temporada: en el heredero renovado del Partido Marxista-leninista (su descendiente inmediato
en primer grado de consanguinidad), en el presente y tanto más en el futuro, se fusiona en un
solo cuerpo la clase (en el sentido ideológico de la cuestión), el ejército revolucionario y la
inteligencia (la dirigencia), y pasa a estructurarse para actuar frente a la realidad en curso
integrándose a todos los grupos, que tienen un objetivo antisistema: 1) debe otorgarle
racionalidad a su lucha, 2) eventualmente dirigir el movimiento y 3) cooptar a los mejores
dirigentes para engrosar sus filas 1718 . Las contratendencias que ahora supeditan a la ley, junto
con esta lucha, desembocan en la expropiación al monopolio de los substratos y del
mecanismo de desarrollo técnico, para que en el proceso de reconversión de propósitos, la
ciencia y la técnica asuman una función en el contexto de reproducción de la vida dictada por
la razón 1719 . Esta característica está presente, aunque soberbiamente no se lo reconozca
(debido a la irrupción en la percepción, de un obstáculo epistemológico de radical
discontinuidad histórica), en el pensamiento y en la práctica de los movimientos
autodenominados “ciudadanos” (éstos deben tener en cuenta, sin embargo, que la excesiva
liberalidad en el trabajo –“modelo de trabajo en red y relaciones horizontales”- no es
sosteniblemente funcional, como tampoco que la propuesta de vuelta a formas pasadas de
vida, no es racional: Pachakutik es la prueba viviente, en el Ecuador, de este defecto, de ese
error –este modelo se agotó de modo prematuro). La praxis del staff colegiado de la moderna
acción política de clase, tiene en frente todo el escenario.
En los hechos fácticos: en el frente del desarrollo de las fuerzas productivas (nuevo
1718
El PT del Brasil, precisa esta reflexión en los siguientes términos: la izquierda debe cumplir tres roles en la
transición popular contraneoliberal: 1) apoyar a los gobiernos socialdemócratas que accedan al gobierno cono
resultado de la lucha histórica de los trabajadores en América Latina, de la debacle neoliberal y de los límites
de comprensión de los hechos por parte de la población; 2) ser parte de la disputa de rumbo (democratización
del aparato del Estado, para que la población lo controle); y, 3) acumular fuerzas para hacer cambios más
profundos rumbo al socialismo. Sin embargo, el PT y todo el Foro de Sao Pablo (1990), incurre en un equívoco,
al plantearse la forma socialista de la especie, como la estructura que viene: una forma tal, sólo puede
producirse con trabajo, con la presencia de obreros, sin embargo la vida dice que trabajo e industria, dejan la
escena de la vida cada vez más.
1719
El criterio táctico de “profundización de la democracia” (planteamiento muy denostado por posiciones
revolucionarias radicales, justificables en atención al marco pequeñoburgués de su determinación), no
solamente consiste en un “gasto sin retorno” –el cual puede ser considerado, incluso como hasta adverso- por
parte del activismo popular, sino, el mismo comporta un proceso por el cual las fuerzas del porvenir forjan de
modo sinérgico, las formas organizativas, proceden a la remodelación institucional burguesa y llevan a cabo los
procesos acumulativos, a través de los cuales afianzan el cambio en su efectividad, puesto que ellas mismas se
incrustan en la ontología del poder y cristalizan una política contrahegemónica incluso en penumbra o a pesar
de la funcionalidad, que se proponga darles el poder. De cara a los críticos de esta conducta (a la cual la
anatemizan de ilusa y traidora), debe decírseles, que la fase neoimperial debilitó también al poder al volverlo
absoluto (“el que mucho abarca, poco aprieta”, en todo caso). Es posible que resulte retórica la aseveración, de
que las fuerzas productivas tienen dirección propia (Norte dado por la acción del proletariado); que las
ganancias en los negocios supermonopólicos evolutivamente son menores con lo cual desacumulan al capital
–lo contrario sería convertir a la Ley más grande de la Economía Política, tan sólo en una entelequia y al paso
del proletariado por la historia en telaraña que el capitalismo simplemente retiró-; que en los “ciudadanos”
hay una nueva cualidad actitudinal de cambio, de naturaleza significativamente espontánea, convocada para
dirigirse a un mismo punto. Sin embargo, sin dejar de reconocer la naturaleza rapaz de imperialismo, el
carácter cruento de la “lucha de liberación nacional y social”, es verdad, que requiere de conciencia y de la
actividad conducida en la que mucho tiene que ver la voluntad; de todas maneras, el escenario es diferente para
los dos contendientes y más adverso lo es para el poder: en la nueva situación, cualquier acción suya dispuesta
para operar en su favor, es cada vez más inefectiva.
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