Bajar documento - La nueva concepción de la historia

¿animales? Otra es la verdad aquí manifestada, que sostiene que el ser humano deberá dejar
de comer carne mediante el sacrificio de animales (y suspender los procesos antrópicos
derivados de su producción) cuando ésta haya pasado a producir carne del tipo y calidad
animal, en laboratorio y en la “empresa”.
Para el caso que ocupa, es Francia uno de los sitios en el que han brillado varios de los
más encumbrados pensadores, específicamente: en la Sorbona en las décadas intermedias del
siglo XX; grupo humano, que todavía puede sostener una economía “nacional” subsidiada de
los “servicios”, puesto que disponen del excedente que le provee el sistema de comercio
mundial de aviones, de armas y los provenientes de la industria nuclear. Por tanto, antes de
defeccionar del todo, esto es, de perder el Norte intelectual (toda esta gente ha dejado de
considerar a Marx, al Materialismo como referentes; se han adscrito al existencialismo
sartreano; y, “se hallan como perro en Misa”: perdidos), la otrora intelligentzia gala, algo ha
propuesto que vale la pena rescatar de modo crítico. Por ejemplo: Gilles Lipovestky ha
desarrollado la interesante teoría de la “hípermodernidad”, con la cual se quiere hacer sonar el
discurso respecto de que Francia ha dejado atrás la “posmodernidad”, por lo que ha pasado a
ubicarse en una nueva fase, que la nomina con el término antelado; el carácter de esta etapa,
es fundamentalmente hedónico. Sin embargo, dicha perspectiva de interpretación del
fenómeno sociológico francés, europeo y cuasi mundial, inadvierte que la humanidad va mas
bien al estado de “supramodernidad” (un nuevo escaño de modernidad, caracterizado por el
predominio de la automatización –mecanización inteligente del proceso económico, que
precisamente corre a cargo de las potencias de capitalismo avanzado- y de nuevas relaciones
“sociales” –tarea bajo responsabilidad del frente neocolonial del capitalismo); esto es, al
momento de “madurez”, en el que la anciana humanidad no puede (no quiere) trabajar y debe
hacer uso de la riqueza acumulada (la automatización) para sobrevivir, o sea, instante en el
que deben confluir en un punto específico y cronométrico, tanto la humanidad que no quiere
trabajar con híper deseos (hedónica) con el vector de la robotización. Solamente de este modo
tiene sentido el criterio sensualista existencialista de la llamada “hípermodernidad”.
Ahora bien, el tratamiento conceptivo esencial de la sociedad radica, siempre, en el
análisis sobre la esfera de la producción (si en un momento dado: cuando la formación social
burguesa ha devenido, la realidad convoca a prescindir de las categorías de “valor” y de
“clase”, la razón intelectual debe partir de dicha esfera como premisa), en el plano de la
reflexión sobre el proceso de reproducción material de la vida, a pesar de que, en el género
actual, de la escena esté saliendo -y definitivamente la deje- el trabajo físico (tanto como el
implicado en la producción de ciertos servicios), hecho que es evidente que se trata del
preludio del ingreso de la humanidad en la etapa de reproducción supermoderna, encargada
del desarrollo de la conciencia. En consecuencia, es en la base material y, en ella: en la
producción, la dimensión en la que debe buscarse el carácter del nuevo sistema social (en el
que incluso se entiende, por ejemplo, una de las contradicciones tecnológico-políticas dada en
el plano de la sociedad informacional: encriptación/hackers; o la “guerra asimétrica” que
Cuba ha librado frente al imperio). En coherencia, las relaciones sociales vienen configuradas
por el proceso robótico, por las normas que imprime la necesidad de aprovechamiento
colectivo y particular del producto resultante de ese proceso, por condicionamientos de orden
espiritual (sociedad productora de conocimientos y consumidora); en una palabra: la
determinación del proceso de sostén y reproducción material de la existencia vital y subjetiva
de la conciencia.
En la primera fase de la sociedad simplemente consumidora (la afirmación
empíricamente se confirma en los pequeños brotes asociados aún, con la presencia de la tríada
socialista: Cuba –hasta el año 2010-, Vietnam del Norte y Corea del Norte, en la robotización
y en la satisfacción excedentaria de la población ligada al poder económico mundial),
sobresale la presencia del “trabajo” maquinizado y del trabajo improductivo (el que no
produce plusvalía, el que se cambia por renta, en el modo de producción capitalista
plenamente desarrollado), o sea, la “actividad” conjunta de la máquina y del ser humano
ligada a tareas del “sector terciario” de múltiples pequeñas y “fami” empresas, en las que ha
quedado suprimida la determinación del “valor” (naturalmente, que en este proceso media una
etapa en la que tiene lugar la conjunción de trabajos asociados con el “estrato científicotécnico
mercantil simple, el viejo proletariado y la esfera marginal de la reproducción, en la
medida en que el trabajo se ha hecho temporalmente universal”). Los trabajos intelectual y
administrativo humanos (según Marx –de conformidad con la opinión de ciertos
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