Bajar documento - La nueva concepción de la historia

y prever cualquier movimiento, agrupamiento o relacionamiento autónomo de entes sociales;
y 3.- la espacial, circulación de aviones, misiles y colocación de satélites –información-, que
el pueblo-objetivo no deje de estar vigilado para que no pueda hacer acuerdos o planear
insurrecciones (Cedeña, Ana. Las ilusiones hegemónicas; revista América Latina en
movimiento, Quito julio del 2004) 756 .
Todo desarrollo tecnológico posee fines concretos de dominación en un sistema
clasista como el burgués; los “transgénicos”, por ejemplo, pueden ser vistos según posiciones
ingenuas de elevación de la productividad, reducción de precios, mejoramiento de la calidad,
conducentes a subsanar el problema del hambre en el mundo (beneficio de transferencia
tecnológica y alimentario, que no debe ser despreciado) o como una estrategia que oculta el
control de la masificación de la vida y de la peligrosa inconforme; está “segunda revolución
verde” (modificación genética de los organismos: incluir genes o segmentos de ellos, para
conseguir productos mejorados), tiene el mismo sentido que la primera: mantener la estructura
monopólica, concentrada, latifundista de la tierra, como requisito para la proletarización
(“revoluciones verdes, para aplacar revoluciones rojas”). Ahora bien, el desarrollo científicotécnico
es impresionante; el mismo se proyecta mucho más sobrecogedor en el horizonte. Ese
es un mérito humano, que no puede ser objeto de miedo o recusación, pues, la inteligencia
humana es poderosa, no tiene límites (su frontera son únicamente las leyes de la materia). Con
el afianzamiento de la Ingeniería Genética, con la Farmacogenómica (medicamentos
personalizados), los seres humanos adquirirán poderes sobrenaturales y superarán sus defectos
y dolencias congénitas. Las preguntas inmediatas son, a dichos productos: ¿sólo accederán
unos pocos?, ¿se deben poner límites éticos y constitucionalizar derechos en coherencia? La
solución no viene del subjetivismo, del voluntarismo o del racionalismo consensual. La
solución es estructural, social, histórica (política, en último término); es por eso que el
capitalismo está saliendo de la historia. ¿Por coincidencia? Tampoco. El desarrollo colosal de
las fuerzas productivas de modo inadvertido crea condiciones que forzan el cambio en
coherencia de las relaciones sociales: el superhumano, el ser humano con súper poderes
abastecido por el robot (y por el robot inteligente), solo tiene sitio en la forma humana
comunista que viene.
“La historia no hace nada, ‘no posee ninguna inmensa riqueza’, ‘no libra ninguna clase
de luchas’. El que hace todo, el que posee y lucha, es mas bien el ser humano, el ser humano
real, viviente; no es, digamos, la ‘Historia’ quién utiliza al ser humano como medio para
laborar por sus fines –como si se tratara de una persona aparte-, pues la Historia no es sino la
actividad del ser humano que persigue sus objetivos” (La sagrada familia de Marx y Engels,
citado por Adler, en: La concepción del Estado en el marxismo). La referida, es una reflexión
obtenida en el proceso de formación marxista de los productores de dicha formación
ideológico-teórica; la misma está penetrada de premisas prioritariamente antropológicas. En
realidad, la historia natural, con sus luchas dialécticas internas, ha producido la evolución
natural hasta llegar al ser humano. La ley del desarrollo tiene vigencia con carácter general,
tanto para la materia mecánica, como para la orgánica, cuanto para la humana: la historia
opera como “persona”, pero a través de la “persona humana” o viceversa (la persona actúa por
intermedio de la historia como persona colectiva; ésta produce instrumentos los cuales
constituyen efecto de cosificación de sí misma, de su inmanencia inteligente, con los que
satisface sus necesidades y le imponen su avance progresivo. “Ellos… (los subversivos,
intelectuales, ciudadanos)… no tienen que realizar ningunos ideales, sino simplemente dar
rienda suelta a los elementos de la nueva sociedad que la vieja sociedad burguesa agonizante
lleva en su seno… (como efecto de la actuación y legado proletarios)…” (Idem.). Por tanto,
“…el marxista deduce de la respuesta de la ciencia la confirmación de que ‘el programa de su
querer y de su actuar’ está en la dirección del desarrollo necesario del proceso social…”
(Adler, Max. La concepción del estado en el marxismo; México, 1982).
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¿El efecto de la índole contradictoria, asimétrica, de la estructuración humana, hará que el pueblo llano
“apure el cáliz hasta las heces” de la determinación clasista, en la medida en que los grupos económicamente
privilegiados le dejen como herencia una tierra en estado necrótico, librados a su suerte, mientras ellos surcan
el “espacio”, guarnecidos en los laboratorios espaciales, en los que se atisba que ya están replicando “in vitro”
las condiciones ambiéntales de la tierra, puesto que tampoco llegaría a sus manos los productos de la conquista
tecnocientífica asociados con la búsqueda de la prolongación de la vida como de las posibilidades, que lindan
con la noción de la inmortalidad, pues, ya se habla del Teloma y de la teloneraza? ¡No! Para el instante en el
que el ser humano se aventure realmente fuera de la esfera, éste habrá, cruenta y dolorosamente, conquistado
una nueva “cultura” (de manera que, éste es uno de los frentes de batalla en la guerra política).
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