Bajar documento - La nueva concepción de la historia

Nietzsche, Heidegger, Wittgenstein, Weber 731 ; actitud burda ésta, de la cual salen
beneficiados, primero los analistas poseedores de supuesta erudición y fruición, luego los
autores matrices no marxistas referidos y, finalmente los “teóricos” objeto de la recensión:
Foucault, Deleuze, Guattari, Jameson, Derridá, Echeverría, Morín, Baudrillard, Lacan 732 .
La posmodernidad, luego, expresa el proceder perceptual de cierta elites de
pensamiento de locación en los anillos centrales del sistema neoimperial, en el que reina la
liberalidad en la formulación de las ideas, de improvisación en la constitución y
pronunciamiento: “la suposición de que es posible de motu propio decir lo que a bien se tenga
sobre la historia” (la transición que se experimenta en la base económica y que reclama
consecuencia en el espíritu, es la fuente de este quiebre de la seriedad en el discurso:
Foucault, Lyotard, Derridá, Morín, Baudrillard, Guattari, Echeverría 733 ,… se encuentran
a la vanguardia –extraordinarios cerebros éstos, varios de los cuales han sido invertidos en el
tratamiento de temas colaterales, focalizados y coyunturales, vidas enteras entregadas a la
reflexión sobre menudencias: la Filosofía, la Política (la gestión específica del dominio) la
Psicología y la Literatura- 734 ; o sea, la mixtura de desenvolvimiento de la vida en las
731
Es obligado detenerse algo sobre el pensamiento de este señor, tan aclamado por la sociología funcionalista
moderna, sobre todo en los ámbitos administrativo y “político”. Weber: diletante de Kant, en sus ensayos
construye idealmente la realidad, no la reifica objetivamente; subjetivista especulativo pretencioso:
fracmentalidad, relativismo, individualismo, anglicanismo empresarial, son algunos de sus “aportes teóricos”,
predecesor del idealismo postmoderno heisenbergiano, cuántico, proponente de la pluricausalidad de los
procesos (contrario a la determinación), para el que la historia es un hecho aleatorio sin dirección: es el
resultado de choques de racionalidades; compone la corriente ideográfica (en la realidad social no existen
regularidades sino singularidades), por todo lo cual su pensamiento es vulgar, no científico, no riguroso;
doctrinario adocenado funcionalista del capital en tanto en sus obras justifica la riqueza (Etica protestante y el
espíritu del capitalismo: pensador de catadura reaccionaria, fuente del discurso del anglicanismo: posmoderno
“opio del pueblo”, esclavizador del espíritu, que juzga a la desigualdad como designio Divino, en cuyo mapa
mental no existe la explotación, por lo cual son predicadores del conformismo). En algún sector despistado de
la “izquierda” se pondera la influencia de las categorías weberianas, como por ejemplo: racionalidad,
eficiencia y burocracia vinculadas con la empresa y la administración (reivindicado por Fayol, por Drucker),
con lo cual no se hace más que resaltar el carácter burgués de las tesis de este “agente apologista escolástico
del poder” (la prepotencia es tal, que incluso se ha hecho esfuerzos por ponerlo a la altura de Marx: en el acto
Marx ha resultado disminuido y Weber favorecido, como era de esperarse).
732
Hay, necesariamente que recordar a estos “amigos”, que el marxismo es una doctrina total: filosófica,
económica y político-social armónica e íntegra (es una única ciencia: la Historia, constante movimiento,
cambio, desarrollo); científicamente comporta: ciencias sobre la base económica (Economía Política); ciencias
sobre la superestructura (Doctrina sobre el Estado y el Derecho, doctrina del partido de la clase obrera y la
revolución); y, doctrinas sobre las formas de conciencia social (Lógica Dialéctica e Ideología).
733
Uno de los últimos críticos, a lo que ciertos sectores llaman “versión dogmática del marxismo” (“el
marxismo hecho mito” –sic) como una concepción “encerrada en los límites del economicismo”, es Bolívar
Echeverría; éste y otros teóricos, critican al sistema capitalista a partir de posiciones ilustradas; sin embargo,
la realidad prevalece al final sobre sus cabezas, por lo que terminan reconociendo los problemas de pobreza y
explotación en cuanto ubicados en la denostada esfera económica. Este pensador, que se asume así mismo como
no dogmático (superior: el desarrollo de la categoría de “valor de uso” –sociedad de producción y consumocomo
“nuevo marxismo”), que cree que la “caída del Muro de Berlín” sacó al marxismo del encierro del
economicismo, sobre el que no se demerita su inteligencia, su trabajo, su perspectiva amplia, compleja y
universal de reflexión, la misma sin embargo, consiste en revisar una vez más la realidad dada, ensayar su
crítica teórica y formular un planteo discursivo para su superación; en efecto, la crítica al capitalismo a partir
de perspectivas simplemente subjetivistas (“… posibilidades conceptuales que el marxismo hace factible en la
deconstrucción del capitalismo y de la modernidad…”), critica también, sin beneficio de inventario, a su
antípoca: el socialismo “real”, con lo cual adormece, atenúa, inhibe el carácter virulento de la crítica.
734
El denominador común de toda esta tradición de pensadores, es la impresionante parafernalia enrevesada,
abigarrada, que como manto que cubre supuestos méritos de rigor y objetividad ostenta, subterfugio llevado al
extremo y convertido en “escuela”, en patrón de desenvolvimiento que ha tendido a malacostumbrar (también
en Ecuador, en Quito, en ciertos postgrados, hay “académicos” que simulan y proceden de esa manera). Es la
resonancia (correlato) del “indeterminismo” ramplón de una corriente de la Física (Cuántica) en el lado del
pensamiento de las llamadas “humanidades”. Desafortunadamente para esta “escuela”, mientras que en los
fenómenos macrocósmicos y microcósmicos se encuentran indicios fenomenológicos que inducen a formular al
“caos” y a la “incertidumbre” como norma, el mundo orgánico y social está reglado de pies a cabeza hasta el
tuétano, por un vital orden. La “complejidad” se queda únicamente en el descripcionismo contemplativo
aberrante del “verstehem” dithleyano (estudiar los fenómenos en sí mismos, en su propio reducto, es lo que
impugna la complejidad, la cual, a su vez, adolece de indeterminación); el “pensamiento rizomático” se inclina
ante la barbarie del anarquismo (el cual se presenta como mérito y creatividad); la laxitud en el proceso de la
mente que pretende formar la idea sobre la realidad correlativa a la noción de inestructura en los hechos y en el
procesador subjetivo humano es un “’escupitajo’ al cielo”, puesto que estos asistémicos están “dentro” de un
cuerpo que opera con reglas tan impugnadas por ellos, tanto como el cuerpo social en el que han vivido y han
producido sus devaneos, el cual está regulado tanto objetiva (leyes del mercado) como subjetivamente (el
471