Bajar documento - La nueva concepción de la historia

sociales y entre individuos, es un riesgo para su vida y la de la madre por razones de carencia.
El capitalismo ha ahondado las diferencias y ha creado y desarrollado el percentil de la
miseria; como es muy bien sabido, el sistema no da soluciones para la marginalidad, y siendo
el responsable de la pobreza (como lo son los sistemas clasistas; de modo que la miseria no es
eterna, dado que, en buenas cuentas, cuando la economía se haya automatizado totalmente y a
la vez eliminado la propiedad privada, habrá todo para todos), no afronta los problemas que
produce.
Por ejemplo, el recrudecimiento del proteccionismo en los países centroimperiales, es
una respuesta de política económica internacional a la crisis particular que azota al mundo:
crisis del capital financiero global ligado a dichos países (“la tendencia hacia la
mundialización del capital no anula los impulsos nacionalistas” –G. Bujarín); la misma ha
demandado la transferencia de alrededor de 3 millones de millones de dólares (según últimas
estimaciones realizadas por expertos) en la estrategia de salvataje bancario; mientras que para
impedir la ruina de las empresas de producción de automotores, se baraja la posibilidad de
transferir un guarismo cercano a los 15 mil millones de dólares 1202 . Estudios de organismos de
la propia ONU, sitúan –por su parte- un estimado de 10 mil millones de dólares, que se
necesitarían invertir para subsanar el hambre en el planeta. En el interior de la perspectiva
rescatada, el problema –el del aborto necesario por cualquier vía, cuando la mujer se halla
inerme presupuestalmente-: ¡no es problema de los mojigatos de toda laya que lo impugnan!
Estos, mirando “desde los palcos” a buen recaudo el problema, formulan comentarios,
censuras y llamados en torno a no concretar el crimen; no obstante, la decisión que debe
tomar una “madre” acorralada por la pobreza, por la exclusión e, incluso: por el rechazo, es
crítica; en cierta ocasión una joven y muy inteligente socióloga ecuatoriana –“¿Cuál era el
nombre de la rosa?”- en un canal de televisión cuando se discutía el tema, frente a curas,
“humanistas”, defensores de la vida y demás malahierbas expertos en moral, les increpó
diciéndoles: “la decisión que una madre se ve obligada a tomar por carencias insalvables es la
más dura, la cual la hace en la más completa soledad: ¡dónde estuvieron en ese momento los
doctos moralistas que hoy se rasgan la vestiduras abogando por la vida, para entenderla y,
sobre todo, para ofrecerle una salida real a su crisis”! (“... te das cuenta, Babau”).
Las parejas que se mantienen unidas toda la vida siendo mutuamente fieles, se
encuentran entre ciertas especies de animales (si uno de los integrantes enviuda, éste
permanece solo el resto de sus días); esta modalidad de “conducta” de la naturaleza, asociada
a la procreación y a la sobrevivencia, para el caso referido, viene totalmente dispuesta por las
instrucciones del ADN, o sea, como única forma de hacer exitosa la sostenibilidad de la vida,
de acuerdo con las condiciones intrínsecas de la pareja y no tanto de las que le presenta el
entorno. El “verdadero ‘amor’” en el ser humano tiene un origen totalmente físico, químico,
“inconsciente”, espontáneo, irracional; primeramente físico, puesto que las características
antropofísicas agradan o desagradan al corresponderse o no en el filtrado frente al patrón
natural particular del gusto, que crea la sensación de placer prefigurada en las zonas
cerebrales respectivas (generación de químicos de bienestar); químico, cuando se produce la
empatía hormonal recíproca; e, irracional, debido a que el proceso de atracción “verdadera”
no tiene consistencia en las variables “interés económico”, “status social”, “correlación
ideológica” o “visión de futuro” congruente. Son las parejas que se aman y que permanecen
(en la mayoría de los pocos casos) unidas toda la vida, las que demuestran la realidad del
atributo de la realización absoluta del “valor” de la fidelidad. Las parejas cuya relación
matrimonial monogámica (en las formas humanas clasistas) ha tenido orígenes racionales:
considerar la ética del otro, la planificación económica, la intelectualidad, la coincidencia de
pensamiento, de religión, incluso de raza, al hallarse unidas por esos lasos incluso
“contranatura” (efecto de la “estrategia de seducción”), generalmente se hallan destinados a la
infidelidad, al fracaso, en el preciso instante en el que las determinaciones naturales de la
atracción se imponen y una vez que han realizados ciertos objetivos 1203 .
Sin embargo, la norma en el ser humano es la infidelidad: pasiva en la mujer, muy
activa en el macho (el macho produce muchos gametos a diario; estos “bichos” se hallan
1202
Qué curioso: a un viejo no se busca rehabilitarlo como se propende con un joven herido, por ejemplo; a un
anciano se le aplica medidas para que deje el mundo de los vivos con el mínimo esfuerzo y dolor. El sistema
hace lo mismo con la Ford, Chrysler, GM.
1203
En un programa de televisión de la llamada “prensa rosa” (qué paradójico), se pudo escuchar decir a una
mujer joven que lo conducía: “la infidelidad es fenómeno humano, no es de género”. Nada más cierto.
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