Bajar documento - La nueva concepción de la historia

4.3.3.- EL EFECTO DE LAS POLÍTICAS DE REESTRUCTURACIÓN CAPITALISTA.
Vendría a ser fatídico y lapidario, que el ser humano no se reconceptúe; o sea, que en
el colectivo no se extinga el carácter simplemente factorial, medial, económico, deparado para
amplios sectores integrantes del género; que los pobres no conquisten el derecho a formar
parte de la futura elite de la “espiritualidad”: el privilegio de participar en la definición del
destino de la especie; dicha condición segregante implicaría, que la población despojada se
habría destrozado empujando el “tren de la historia”, luego de lo cual los grupos privilegiados
procederían a impedir el abordaje de este esencial grupo de actores al vehículo y a frustrar su
viaje (la vida de los pobres, de suceder este mal presagio, habría significado un hecho, de
simple estado de reserva animal). Se convierte en aspiración vital, en dichas circunstancias, el
evadir la “importante” función, de únicamente “hacer bulto en el mundo” para el grueso de
los miembros de la población hoy niña; esta superación, no obstante, se resuelve sobre
razones asociadas con condicionamientos de carácter histórico-estructurales: cuando la
ciencia ha llegado a cierto grado de desarrollo, permite esa libertad a la conciencia; y,
disponer de los medios necesarios para acceder al conocimiento, depende de la posición en el
patrón de relaciones socioeconómicas imperante, en el que se encuentran ubicados los sujetos
(en buen romance: es condición necesaria suprimir los factores asociados con la presencia de
estados de alienación y enajenación, en conjunto).
En realidad, exclusivamente en este propósito y tan sólo en él, interesa poco que el
progreso del conocimiento se aplace; de éste: las presentes e inmediatas futuras generaciones,
muy bien pueden prescindir. Visto el hecho de forma global y temporalmente general: ¿qué
sentido tiene acelerar el desenlace asociado con el proceso cognitivo? Al fin y al cabo, el Sol
está a muchos años de convertirse en “gigante roja” 1721 . No obstante, el desarrollo de la
técnica debe continuar, pues, si no se aprovechan los últimos pataleos del capitalismo (es
obvio que la globalización beneficia a las firmas trans y multinacionales), los últimos “pases”
(el capital mundial, en estos precisos momentos, ensaya fórmulas de reordenamiento –la
tendencia intrínseca del sistema: de sus propios principios de actuación, a la erosión de la tasa
media de ganancia obligan al capital a reestructurarse-: la principal voz –dicho sea de paso-,
lo tiene China), el progreso científico-técnico puede suspenderse, desacelerarse, con lo cual se
vería comprometido el objeto humano superior de la existencia. Indefectible objetivo de
lucha –en el escenario de coyuntura-, que compete perseguir a la humanidad toda –
(la razón ética interdialógica) para el efecto, dicha conclusión tienen flancos débiles: 1) en la teorización se
otorga estatuto consciente al Estado y se lo reflexiona en el mismo plano que la sociedad; 2) se intelige la
realidad a nivel superestructural y de las formas de conciencia social, por lo cual se formula una propuesta
especulativa, un simple deseo, puesto que la misma no puede alcanzar su terrenalidad si no se quita el poder
real al poder (de hecho, en el Ecuador, en Venezuela, en Bolivia, los gobiernos afrontan la dura reacción del
poder desplazado de la dirección del Estado, las relaciones comunicativas se están dando entre la ciudadanía,
pero no sin tropiezos –disidencia de la comunidad indígena-, pero con el poder el diálogo es de sordos); 3) no
se avanza una razón práctica, que lleve a transformar al Estado de órgano coercitivo en ámbito para el ejercer
el diálogo intersubjetivo, crítico, consensual, moral.
1721
El principal descubrimiento personal doméstico (terráqueo) al que se llegó con motivo de la elaboración del
presente documento, ha sido el advertir cómo la inteligencia humana, distribuida en sus miles de millones de
unidades, es casi tan sólo esclava (está atrapada) de los mitos religiosos, del sensualismo (la búsqueda
parroxista de la satisfacción de los sentidos, del cual se ha aprovechado el oportunismo capitalista) y embobada
destruye los fundamentos materiales de la vida social y de toda praxis: la naturaleza, sea alzándose con su
provecho, contemporizando el hecho o en abierto queminportismo –salvo los grupos defensores de la
naturaleza, por supuesto- (al respecto, como es común pensar, se puede reducir la emisión de gases de efecto
invernadero y el sobre uso de recursos naturales, no tanto reduciendo el actual quantum poblacional, sino
comprimiendo la producción y consumo de bienes innecesarios o suntuarios: vehículos de lujo, licores y bebidas
afines en general, cosméticos y lencería (¿?), con el alargamiento de la vida útil de muchos bienes como los
durables (renunciando al cambio de vehículo cada año) y de los de vestir (no adquirir ropa en exceso y
desecharla inmediatamente, porque ha cambiado la moda); enrareciendo las fiestas, racionalizando la
alimentación, etc.). Ahora bien, todas estas son medidas que competen al poder. Debería decirse de modo
declarativo, abstracto e ingenuo, que ya es hora de que la humanidad deje de seguir enredada en conflictos
internos tontos y, mas bien, proponerse no dañar a la naturaleza y a ella misma, y dedicarse
mancomunadamente a entender con premura mucho más las leyes de operación de la naturaleza, para poder
prever desastres telúricos o cósmicos que pueden venir, poniendo en peligro su existencia (de ser así, todo lo
actuado por el ser humano hasta hoy, terminaría siendo tonta pérdida de tiempo); en ese sentido es que se debe
acelerar el paso en el conocimiento y en la técnica, pero hacer tal llamado sería como sugerir a una ninfómana
(¿?), que se abstenga, pues, la pobreza y la destrucción de la naturaleza son presupuestos de la vigencia del
poder .
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