Bajar documento - La nueva concepción de la historia

incruenta movilización social a objeto de la formación del ser humano superior. Por ejemplo:
el “nuevo orden informativo mundial”, esto es, el “desmarque de la población de la red de
medios masivos privados de difusión mundial” (BBC, CNN, Washington Post, New York
Time, Reuter,…) con los cuales el bloque dominante ha cohesionado y conquistando el
“consenso activo” de la población, que se produce a través de la actuación conspirativa anti
stablishment de personajes como M. Moore, J. Assange, J. Petras, A. Goodman, de las redes
sociales, etc., consiste en la lucha en cada trinchera (en la red de micropoderes fácticos -sic)
por debilitar la eficacia del sistema de configuración de la subjetividad colectiva con la
ideología del poder 63 ; se “deconstruye” luego, la noción oficial coercitivamente formada, el
disciplinamiento y los altos niveles de obediencia (gobernabilidad), a través precisamente de
esa novedosa conjunción de técnica y política en los hackers 64 . La ruta de reflexión seguida
conduce a primeras conclusiones: el sistema capitalista no va a desplomarse de una buena vez
porque el ALBA, la CELAC, la “Primavera árabe” de los pueblos, los gobiernos progresistas
de varios países del mundo y muchos movimientos más lo procuren, sino por cuanto el
elevado grado de desarrollo de las fuerzas productivas (la historia) ha agotado a esa forma (no
debe perderse de vista el hecho de que uno de los papales que jugó el proletariado al interior
de la humanidad y del capitalismo, fue acelerar el desarrollo de la fuerzas productivas hacia la
robotización: superarse y negarse en la automatización de los procesos).
Al interior del orden, aún existe una clase burguesa dirigente; esta presencia permite
calificar al mundo como “situación capitalista”, sobre todo debido a que la procedencia de las
rentas mantiene como su fuente a la explotación del trabajo. En el interregno, sin embargo, el
proceso de renovación se subvierte: en la historia la nueva clase siempre se conforma primero
como tal en la dimensión económica, luego conquista el poder político; en el presente la clase
dominante ha perdido funcionalidad económica, pero se halla todavía en la cúspide. El nuevo
modo de producción no sale completamente desarrollado del anterior; éste puede establecerse
sólo una vez que se ha alcanzado el máximo grado de progreso de las fuerzas productivas y de
que las transformaciones en los tipos de convivencia (racionales, solidarios, cooperativos) se
hayan hecho con la iniciativa en el planeta 65 . Según el modo como tienen ocurrencia los
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El carácter real y el “nuevo” rol de y que ha pasado a cumplir la institucionalidad a la que el poder ha acudido
para representarse en reemplazo de los partidos políticos, cuando éstos han sido rebasados por la historia: los
medios de difusión masiva, se explicita en la imagen tomográfica de tales entidades que proyecta el uso de las
categorías de acumulación-legitimación (J. O´Connors) y de desorganización de clase (J. Lojkyne), esto es,
elucidar la auténtica catadura de los mass media. Estos aparatos económico-ideológicos de Estado (paráfrasis de
L. Athusser), contrariamente al sofisma oficial, de que tales medios poseen una estructura para realizar tres
funciones inocuas: informar, entretener y educar, constituyen, en verdad: 1) empresas de lucro privado (función
de acumulación), 2) conforman la subjetividad colectiva con la visión del poder y aseguran la tolerancia al
régimen (legitimación) y 3) bloquean las iniciativas, las acciones de organización popular y desestructuran las
existentes (desorganización de clase). Televisión, prensa y radio han venido realizando la tarea de representación
del poder de modo normal, subordinado o simplemente coadyuvante; ahora, en cambio, la misma se ha trocado
en “misión”.
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La fuerza productiva: “redes sociales”, aunque se hallen hegemonizadas por el poder, estructuradas con su
sentido y puestas a su servicio, constituyen el instrumento búmeran más letal en la coyuntura contemporánea en
contra del mismo poder (las fuerzas que ha desatado el capital con sus conjuros no pueden ser controladas por
éste –Marx-Engels: El manifiesto). Actualmente se dice “todos generan opinión”, y aunque la misma es su
mayor parte sea equívoca, de ese fango habrá de destilarse el punto de vista objetivo (esa es una cualidad
inconsciente de la realidad).
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En términos escuetos, tres partes estructuran el poder político: 1) el poder económico (el principal poder
histórico: la propiedad del capital), 2) el poder constitucional y jurídico (la voluntad del poder económico
transformado en preceptos y en leyes) y, 3) el poder de la fuerza (el Ejército, la Policía, los Tribunales de
Justicia; debe incluirse el poder ideológico, de la persuasión). En Venezuela, en Bolivia, en Ecuador (en
Honduras se frustró con un golpe de Estado), los gobiernos de esos países han dejado de ser simples “gerentes
contratados”, pues, tienen ya un tercio del poder político a su haber, puesto que la expedición de nuevas
constituciones, las que han pasado a ser la voluntad de los pueblos convertida en preceptos, las cuales están
dando lugar al sistema jurídico en coherencia; no obstante, se les opone el poder económico que se encuentra
intacto y, a excepción de Venezuela, el poder de la fuerza está en manos del poder económico. El poder
económico está siendo diezmado por el desarrollo de las fuerzas productivas (incremento de la composición
orgánica el capital); la institucionalidad asiento de la esfera operativa de la ejecución de las decisiones (poder
político), viene siendo cooptado mediante procesos electorales llevados adelante por sectores progresistas, a la
cual la convierten en campo de reflexión en torno a cómo poner en vigencia un proyecto compartido de
liberación y transformación; Ejército y Policía, sobre todo los primeros, pierden cada vez más funcionalidad a
medida que las fronteras entre los países se borran parcialmente (que la guerra se privatiza cada vez más) y de
que los pueblos recusan toda conducta guerrerista. Sobre este proceso ejerce presión la acción subversiva,
intelectual y ciudadana.
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