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it-eso-stephen-king

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ecuerda la palabra que uno tenía en la punta de lalengua.Había estado sentado allí, bajo la madura luzde marzo, algo adormecido, pensando en volver asu casa para ver la última media hora de "Bandasde América" y de pronto recibió en la cara un golpede aire caliente que le apartó el pelo de la frente.Cuando levantó la vista se encontró con la enormecara plástica de Paul Bunyan frente a la suya, másgrande que en una pantalla de cine: lo llenabatodo. El golpe de aire había sido causado por Paulal agacharse... aunque ya no se parecía a Paul. Lafrente se había vuelto estrecha y ruda; de la nariz,roja como la de un borracho hab<strong>it</strong>ual, surgíanmechones de pelo duro; sus ojos estabaninyectados en sangre y uno bizqueaba un poco.El hacha ya no descansaba sobre su hombro.Paul estaba apoyado en su mango y la punta romade la cabeza había cavado una trinchera en laacera. Aún sonreía, pero su gesto no tenía ya nadade alegre. De entre sus gigantescos dientesamarillos surgía un olor como el de animal<strong>it</strong>ospudriéndose entre zarzas calientes...—Te voy a comer –dijo el gigante, en voz baja yr<strong>eso</strong>nante. Era un ruido de piedras cayendodurante un terremoto–. Si no me devuelves migallina, mi arpa y mis bolsas de oro, te voy a comerbien comido.El aliento de esas palabras hizo que la camisa1007

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