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it-eso-stephen-king

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—Bowers se sentó junto a mí durante losexámenes –dijo luego–. Quería copiar de m<strong>it</strong>rabajo. No lo dejé.—Parece que quieres morir joven –dijo Eddie,admirado.Bill el Tartaja estalló en una carcajada. Ben lomiró duramente, pero decidió que no estabariéndose de él y sonrió.—Creo que sí –reconoció–. La cuestión es queahora tiene que hacer el curso de recuperación. Ély <strong>eso</strong>s dos bastardos estaban esperándome, y asífueron las cosas.—P–p–parece que te hub–b–biera atrropellad–do un tren– observó Bill.—Caí aquí abajo desde Kansas. Por la ladera.Ben miró a Eddie–. Ahora que lo pienso, creoque nos vamos a encontrar en las urgencias.Cuando mamá vea esta ropa, me va a llevar allí.Esa vez, Bill y Eddie rompieron a reír alunísono y Ben los im<strong>it</strong>ó. Le dolía la barriga cuandose reía, pero igual rió, aguda y algo histéricamente.Al fin tuvo que sentarse en el barranco y el ruido aburbuja reventada que hizo su trasero contra latierra le hizo reír otra vez. Le gustaba el sonido desu risa con la de ellos. Era un sonido que nuncahabía oído: no el de risa mezclada (<strong>eso</strong> lo habíaoído muchas veces) sino el de risa mezclada de lacual formaba parte la suya propia.403

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