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it-eso-stephen-king

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—¡Déjalo en paz! –gr<strong>it</strong>ó Beverly–. ¿Por qué note metes con los grandes como tú?—Ése es más grande que un camión, zorra –bramó Henry–. Y ahora sal de...Richie estiró el pie. No era su intención: su piese estiró solo, tal como su lengua, a veces, alpronunciar agudezas peligrosas para la salud.Henry tropezó con él y cayó hacia adelante.Empezó a levantarse con la camisa manchadade posos de café, barro y troc<strong>it</strong>os de lechuga.—¡Os voy a matar! –bramó.Hasta ese momento, Ben había estadoaterrorizado. Entonces algo estalló en él. Dejóescapar un rugido y cogió uno de los cubos de labasura. Por un momento, mientras lo sostenía enalto, desparramando basura por todas partes,estaba pálido y furioso. Arrojó el recipiente quegolpeó a Henry en la parte baja de la espalda y loaplastó otra vez contra el suelo.—¡Salgamos de aquí! –gr<strong>it</strong>ó Richie.Corrieron hacia la boca del callejón. VictorCriss intentó cerrarles el paso. Ben, bramando,bajó la cabeza y se lanzó contra su barriga.—¡Ay! –gruñó Victor.Belch aferró a Beverly por la coleta y la arrojócontra la pared del Aladdin. La chica rebotó contralos ladrillos y corrió por el callejón frotándose elbrazo. Richie, mientras la seguía, tomó la tapa de614

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