11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¿Y tú, Stan?—No –contestó apresuradamente. Pero apartóla Vista. Su cara estaba pálida; sus labios, de tanapretados, habían quedado blancos.—¿T–t–t–te p–pasó algo, SSt–Stan? –preguntóBill.—¡No, te digo que no!Stan se puso de pie y caminó hasta la orilla conlas –manos en los bolsillos, para mirar el curso deagua.—¡Vamos, Stanley! –clamó Richie, en agudofalsete. Era otra de sus voces: la abuel<strong>it</strong>a gruñona.Cuando hablaba como abuel<strong>it</strong>a gruñona, Richiecaminaba encorvado, con un puño a la espalda yriendo entre dientes. De cualquier modo, separecía más a Richie Tozier que a otra cosa.—Confiesa, Stanley, cuéntale a tu abuel<strong>it</strong>a deese payaso malo y te daré una past<strong>it</strong>a de chocolate.Tú cuenta...—¡Cállate! –chilló Stan súb<strong>it</strong>amente, girandohacia Richie, que retrocedió atón<strong>it</strong>o–. ¡A ver si tecallas!—Sí, amo –dijo Richie, y se sentó.Miraba a Stan con desconfianza. Las mejillasdel chico judío se habían encendido, pero aun asíparecía más asustado que furioso.—Vale ya –dijo Eddie, en voz baja–. Noimporta, Stan.544

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!