11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

esultó reconfortante. Aun entre la niebla se diocuenta de que la enfermera estaba enfadada ycreyó decir: "Ella no es el leproso; sólo me comeporque me ama." Pero tal vez no dijo nada, porquela cara furiosa de la enfermera no cambió.Tuvo la vaga impresión de que lo llevaban porun corredor en una silla de ruedas, y que la voz desu madre se oía vagamente.—¿Qué quiere decir con <strong>eso</strong> de que hay horariode vis<strong>it</strong>as? ¡A mí no me hable de horario de vis<strong>it</strong>as!¡Se trata de mi hijo!Se borraba. Eddie se alegró de que ella seborrase, se alegró de estar borrándose él mismo. Eldolor había desaparecido. No quería pensar.Quería dejarse ir. Sabía que su brazo izquierdoestaba muy pesado. Se preguntó si lo habíanenyesado. Oyó vagamente algunas radios endistintas hab<strong>it</strong>aciones, vio a pacientes que parecíanfantasmas con sus batas de hosp<strong>it</strong>al caminando porlos amplios pasillos. Y hacía calor... mucho calor.Cuando lo llevaron a su hab<strong>it</strong>ación, vio que el soldescendía como un disco de sangre anaranjado. Ypensó, incoherente: "Como un gran botón depayaso."—Ven, Eddie –dijo una voz–, puedes caminar.Y descubrió que podía. Lo acostaron entresábanas frescas y bien planchadas. La voz le dijoque, por la noche, tendría dolores, pero que nodebía pedir calmantes a menos que fueran muy1362

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!