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it-eso-stephen-king

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terreno, plano, era negro y lodoso. Sobre él seextendía un denso crecimiento de plantasparecidas al bambú; de la tierra se elevaba un olorfétido. Una idea ominosa (ciénagas) le cruzó, comouna sombra, mientras miraba el brillo del aguaestancada en el cañaveral. No quería adentrarsepor allí. Aunque no fuera una ciénaga, el barro lechuparía las zapatillas. Giró hacia la derecha,corriendo a lo largo de los bambúes, hasta llegar auna parte donde había bosque de verdad.Los árboles (abetos, en su mayoría) crecían pordoquier, combatiendo entre sí por un poco deespacio y sol, pero había menos vegetación y Benpudo avanzar más deprisa. Ya no estaba seguro dela dirección en que avanzaba, pero creía llevarcierta ventaja. Los Barrens estaban rodeados por laciudad de Derry en tres lados; al cuarto lo lim<strong>it</strong>abala prolongación de la autopista, a medio terminar.Tarde o temprano llegaría a alguna parte.El vientre le palp<strong>it</strong>aba dolorosamente. Serecogió los restos de la sudadera para echarle unvistazo. Al verlo hizo una mueca de repulsión. Suvientre parecía un grotesco adorno de árbolnavideño, untado de sangre roja y manchado deverde por la resbalada a lo largo del terraplén. Consólo mirar aquello sentía ganas de vom<strong>it</strong>ar elalmuerzo.Oyó un murmullo grave, algo más adelante; erauna sola nota, sostenida, apenas al alcance de su346

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