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it-eso-stephen-king

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para esperarlo fuera.No corrió por el pasillo como los otros niños.Era capaz de correr con bastante velocidad, a pesarde su tamaño, pero tenía perfecta conciencia de suaspecto al correr. Pero apretó el paso y salió delvestíbulo al brillante sol de verano. Permaneció unmomento con la cara al sol, agradecido por su calory libertad. Septiembre estaba a un millón de años.El calendario podía decir otra cosa, pero elcalendario mentía. El verano sería mucho máslargo que la suma de sus días y le pertenecía porentero. Se sentía tan alto como la torre depós<strong>it</strong>o ytan ancho como la ciudad entera.Alguien lo empujó con fuerza. Los placenterospensamientos escaparon de su mente, mientras setambaleaba al borde de los peldaños de piedra. Seaferró a la barandilla justo a tiempo de ev<strong>it</strong>arse unahorrible caída.—A ver si te apartas, bolsa de tripas.Era Victor Criss, peinado con su tupé a lo Elvis,relumbrante de Brylcreem. Bajó los peldaños ycaminó hacia el portón de entrada con las manosen los bolsillos de los vaqueros, el cuello de lacamisa vuelto hacia arriba y tintineantes lashebillas de sus botas.Ben, a quien el corazón seguía palp<strong>it</strong>ándole porel susto, vio que Belch Huggins estaba de pie alotro lado de la calle fumando un p<strong>it</strong>illo. Al ver aVictor, se dirigió a él y le pasó el cigarrillo. Victor293

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