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it-eso-stephen-king

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—Beverly, ¿qué...?—¡Chist!Él guardó silencio. Se sentaron juntos,abrazados, mirando hacia arriba. La oscuridad noera tan perfecta; había una estrecha línea de luzpor un costado de la trampilla. Otras tresrecortaban el estrecho ventanuco. Una de ellas erabastante amplia, al punto de perm<strong>it</strong>ir la caída deun rayo de sol en la cas<strong>it</strong>a. Ella rezó para que losotros no la vieran.Los oía aproximarse. Al principio no distinguiólas palabras. Cuando llegó a escucharlas, apretó aBen con más fuerza.—Si escapó por los cañaverales será fácilseguirle el rastro –estaba diciendo Victor.—Suelen jugar por aquí –replicó Henry.Hablaba con voz tensa, pronunciando las palabrasa pequeños borbotones, con gran esfuerzo–. Es loque dijo Boogers Taliendo. Y el día de aquella peleaa pedradas venían de aquí.—Sí, juegan a vaqueros y cosas así –dijo Belch.De pronto se oyeron pasos retumbar justoencima de ellos. La trampilla, cubierta de hierba,vibró. Un poco de tierra cayó sobre la cara deBeverly. Ellos estaban de pie sobre la cas<strong>it</strong>a.Beverly tuvo un calambre estomacal y se mordiólos labios para ahogar un gr<strong>it</strong>o. Ben le puso unamanaza en la mejilla y le apretó la cara contra el1619

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