11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

no eran islas sino, vértebras de una misma espinadorsal coralina, que asomaba sobre el nivel delagua, no separada, sino en una sola pieza. Sinembargo, cuando trataba de profundizar más paraver el resto, intervenía una imagen enloquecedora:la de los grajos que volvían a Nueva Inglaterra cadaprimavera atestando los cables telefónicos, losárboles y los tejados, llenando con sus disputas ysus chismorreos el aire del deshielo. Esa imagenacudía a ella una y otra vez, ajena y perturbadoracomo una onda de radio.Súb<strong>it</strong>amente se dio cuenta de que estaba ante lalavandería automática donde ella, Stan Uris, Ben yEddie habían lavado los trapos aquel día de junio:trapos manchados con una sangre que sólo ellospodían ver. Ahora las ventanas estaban empañadascon jabón; pegado a la puerta había un cartelescr<strong>it</strong>o a mano: "Dueño vende". Espiando entre laspinceladas de jabón, Beverly vio un local vacío concuadrados de un amarillo más claro allí dondehabían estado las máquinas de lavar."Estoy yendo a casa", pensó, horrorizada, perosiguió caminando.El vecindario no había cambiado mucho.Faltaban algunos árboles más: probablemente,olmos atacados por alguna enfermedad. Las casaslucían algo más abandonadas. Había más ventanasrotas que en su infancia. Algunos vidrios rotoshabían sido reemplazados por cartón, otros no.970

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!