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it-eso-stephen-king

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propinar un buen pellizco en el culo de Belch, queseguía murmurando y riendo bajo el sol. Hundió lacara contra el pecho de Ben en un último esfuerzopor no soltar la carcajada.—Chist –susurró Ben–. Venga, Bev..."Crrrac", más audible esa vez.—¿Resistirá? –murmuró ella.—Puede, si Belch no se tira un pedo.Un momento después, Belch hizo exactamente<strong>eso</strong>: soltó un fuerte trompetazo que pareció durarvarios segundos. Los chicos se estrecharon másaún sofocando mutuamente las ris<strong>it</strong>as frenéticas.Entonces, débilmente, oyó que Henry llamabaa Belch.—¿Qué? –vociferó éste, levantándose yhaciendo caer más tierra sobre Ben y Beverly–.¿Qué, Henry?Henry gr<strong>it</strong>ó algo más, de lo cual Beverly sólopudo distinguir las palabras "orilla y matojos".—¡Allá voy! –bramó Belch.Sus pies cruzaron la tapa por última vez. Se oyóúltimo crujido, más fuerte y una astilla de maderaaterrizó en el regazo de Bev, que la recogió,extrañada.—Cinco minutos más –dijo Ben, susurrando–.Habría bastado con <strong>eso</strong>.—¿Has oído su pedorreta? –preguntó Beverly,1622

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