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it-eso-stephen-king

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corrió al camión, lo puso en marcha y lo llevó hastaquedar frente al Black Spot, a la izquierda de lapuerta. Puso la primera, pisó el acelerador y¡adelante!—¡Apartaos! –gr<strong>it</strong>é a la mult<strong>it</strong>ud que estabaalrededor–. ¡Cuidado con el camión!Salieron desperdigados como codornices, y porpuro milagro Trev no atropelló a nadie. Chocócontra el edificio a cuarenta kilómetros por hora yse estrelló de cara contra el volante del camión. Vique despedía sangre por la nariz cuando sacudió lacabeza para despojarse. Puso marcha atrás,retrocedió cincuenta metros y se lanzó otra vez.¡Wam!El Black Spot era sólo lata corrugada, y bastócon esa segunda embestida. Se derrumbó todo elcostado de aquel horno y las llamas salieronbramando. No me explico cómo alguien pudosobrevivir en ese infierno, pero sí, así fue. La gentees mucho más dura de lo que parece, Mikey, y si nome crees fíjate en mí, que estoy cogido al mundosólo con las uñas. Ese lugar era un horno defundición, un mar de llamas y humo, pero la gentesalía corriendo en un torrente. Eran tantos queTrev ni siquiera se atrevió a retroceder con elcamión, por miedo a atropellar a algunos. Así quebajó y se me acercó corriendo, dejando el vehículoallí.Nos quedamos viendo el final de todo. En total803

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