11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

eemplazándola con una cogida de la despensa. Lastenía en abundancia: Elfrida Marsh habíacomprado una provisión para dos años en la feriaanual de Derry.Usaron un balde, un líquido limpiador yabundante agua caliente. Cambiaban el agua confrecuencia porque a ninguno le gustaba meter lasmanos allí una vez que el agua se ponía rosa.Por fin Stanley retrocedió, contemplando elbaño con el aire crítico del chico en quien lapulcr<strong>it</strong>ud y el orden no son, simplemente, algoinculcado, sino innato y dijo:—Creo que no se puede hacer más.Aún quedaban leves rastros de sangre en unaparte del empapelado, donde el papel estaba tandesgastado que Stanley no se había atrevido sino atocarlo con suavidad Sin embargo, aun allí lasangre había perdido su anterior fuerza ominosa;era poco más que una mancha en tono pastel, sinsignificado.—Gracias –dijo Beverly a todos. No recordabahaber dicho nunca esa palabra con tantasinceridad–. Gracias a los tres.—De nada –murmuró Ben. Por supuesto, sehabía ruborizado otra vez.—No tiene importancia –repuso Eddie.—Vamos a ocuparnos de estos trapos –apuntóStanley.710

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!