11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Tengo una idea –dijo Bill–. Más sencilla.Pero solo si Be–be... Beverly...—¿Si Beverly qué?—De–dejémoslo.Y Bill no quiso decir nada más al respecto.Llegaron al claro. Si uno, miraba con atenciónpodía notar que la hierba, en ese s<strong>it</strong>io, teníaaspecto apelmazado... "usado". Hasta podíapensarse que había algo artificial en la distribuciónde hojarasca sobre la hierba. Bill recogió unaenvoltura de caramelos (de Ben, casi con todacerteza) y se la guardó distraídamente en elbolsillo.Los chicos cruzaron hasta el centro del claro... yun fragmento de suelo, de unos veinticincocentímetros por cinco de anchura, giró hacia arribacon un chirrido de bisagras descubriendo unpárpado, negro. De esa negrura asomaron dos ojosque provocaron a Richie un escalofrío. Pero eransólo los ojos de Eddie Kaspbrak. Y fue Eddie, aquien vis<strong>it</strong>aría en el hosp<strong>it</strong>al una semana después,quien entonó, con voz hueca:—¿Quién camina, trip–trap, por mi puente?Abajo, ris<strong>it</strong>as y el fulgor de una linterna.—Policías rurales, senorrr –respondió Richiecon la voz de Pancho Villa, mientras se retorcía unimaginario, bigote.—¿Ah, sí? –inquirió Beverly, desde abajo–.1271

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!