11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

La bola se trabó. La máquina em<strong>it</strong>ió unchisporroteo y un fuerte eructo electrónico contodos los circu<strong>it</strong>os sobrecargados. En la estanteríaalta, el sector de libros de ocultismo cayósúb<strong>it</strong>amente desparramando por doquier a EdgarCayce, Nostradamus, Charles Fort y la Apócrifa.Bill sentía un poder exaltado. Apenas notó quetenía una erección y que todos los cabellos de sucabeza se erguían como electrizados. La sensaciónde fuerza, en el círculo cerrado, era increíble.Todas las puertas de la biblioteca se cerraron alunísono.El reloj de péndulo, tras el escr<strong>it</strong>orio derecepción, dio una campanada. De pronto, aquellodesapareció como si alguien hubiese cortado lacorriente.Dejaron caer las manos mirándose unos aotros, aturdidos. Nadie dijo nada. Al menguaraquella sensación de potencia, Bill experimentó unhorrible presentimiento de fatalidad. Contemplólas caras pálidas y tensas de sus compañeros; semiró las manos. Las tenía manchadas de sangre,pero las heridas que Stan Uris había abierto enagosto de 1958 con un trozo de botella habíanvuelto a cerrarse dejando sólo unas líneas blancas,torcidas como cepas. Pensó: "Aquélla fue la últimavez que estuvimos los siete juntos: el día en queStan nos hizo estos cortes, en Los Barrens. Stan noestá aquí; ha muerto. Y ésta es la última vez que los1556

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!