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it-eso-stephen-king

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de agua y él se lo bebió entero.El piano reinició Para Elisa. Bill el Tartaja noolvidaría jamás esa pieza, y aún muchos añosdespués no podría escucharla sin que se le pusieracarne de gallina el corazón le daba un vuelco yrecordaba: "Mi madre estaba tocando <strong>eso</strong> el día enque murió Georgie."—¿Vas a seguir tosiendo, Bill?—No.Bill sacó un kleenex de la caja, carraspeóruidosamente el pecho y escupió en el papel, al quearrugó arrojó al cesto que tenía junto a la camalleno de bollos similares. Por fin abrió la caja deparafina y dejó caer un cubo ceroso en la palma desu mano. George lo observaba en silencio. A Bill nole gustaba que le hablase mientras hacía cosas,pero él sabía que si mantenía e pico cerrado, suhermano acabaría por explicar lo que estabahaciendo.Bill cortó con el cuchillo un troc<strong>it</strong>o del cubo deparafina. Luego lo puso en el cuenco, encendió uncerilla y la apoyó contra la parafina. Los dos niñosobservaron la llam<strong>it</strong>a amarilla, mientras el vientoagonizante impulsaba la lluvia contra la ventana engolpeteos ocasionales.—Hay que impermeabilizar el barco para queno se hunda al mojarse –dijo Bill.Cuando estaba con George tartamudeaba poco,17

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