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it-eso-stephen-king

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—Se ha ido –dijo Bill.Soltó el aliento contenido y volvió al sendero.Los otros lo im<strong>it</strong>aron.Richie era el único que estaba armado: mostróuna pistola detonadora con la culata envuelta encinta aislante y dijo, ceñudo:—Si te hubieras apartado, Bill, habría podidoabatirlo de un tiro.Y se ajustó las gafas viejas al puente de la narizcon la boca del arma.—Hay wa–wa–watusis por aquí –explicó Bill–.No puedes arries–arriesgarte a q–q–que se oiga eldisparo. ¿Q–q–quieres que nos c–c–caiganencima?—Ya –murmuró Richie, convencido.Bill les indicó que siguieran y todos volvieron aavanzar por el sendero que se estrechaba alterminar el cañaveral. Salieron a la ribera delKenduskeag donde había una serie de piedrasgrandes para cruzar el río. Ben les había enseñadoa colocarlas. Se cogía una piedra grande y se ladejaba caer en el agua; luego se buscaba otra y se ladejaba caer, estando de pie en la primera y asísucesivamente, hasta que se había cruzado el río(que allí, a esa altura del año, tenía sólo treintacentímetros de profundidad y mostraba bancos dearena en los bajíos) sin haberse mojado los pies. Eltruco era tan simple que parecía cosa de niños,1168

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