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it-eso-stephen-king

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—Me quedo –dijo ella–. Bill, ¿a qué te referíascuando dijiste que "Eso" había vuelto a sus viejostrucos?—Pensaba escribir un relato sobre bichos –dijoél–. Ese cuento de Langlahan se me había metidoen las ideas. Y por <strong>eso</strong> vi una mosca. Lo tuyo fuesangre, Beverly. ¿Por qué tenías sangre en lamente?—Probablemente por la que salió del sumidero–explicó Beverly–, en el baño de mi casa, cuandoyo tenía once años.Pero ¿era realmente por <strong>eso</strong>? No lo parecía. Loque había surgido en su mente, al ver la sangre ensus dedos, había sido la huella ensangrentada quehabía dejado tras de sí, al pisar el frasco deperfume roto. Tom. Y("Bevvie, a veces me preocupas mucho")su padre.—Tú también te encontraste con un bicho –dijoBill a Eddie–. ¿Por qué?—No era un simple bicho, sino un grillo.Tenemos grillos en el sótano. Una casa dedoscientos mil dólares y no podemos deshacernosde los grillos. Por la noche nos vuelven locos. Unpar de noches antes de que llamara Mike, tuve unapesadilla terrible. Soñé que despertaba en unacama llena de grillos. Traté de dispararles con miinhalador, pero por más que lo apretaba no salían915

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