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it-eso-stephen-king

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terraplén cubierto de matorrales. En una ocasiónmiró hacia atrás y vio a un hombre a quien creyóreconocer como Roger Lernerd, jefe deldepartamento de préstamos de la cooperativaHarold. Trataba de poner en marcha su automóvilestacionado en el aparcamiento de la minigaleríade Canal Street. Aun sobre el rugir del agua y elviento aullante, Harold oyó el motor del cochemientras el agua negra y lisa corría a ambos ladoshasta la altura del chasis. Por fin, con un gr<strong>it</strong>ograve y atronador, el Kenduskeag se salió de caucee invadió la minigalería llevándose el coche rojo deRoger Lernerd. Harold siguió trepando, aferrado aramas, raíces, cualquiera cosa que soportara sup<strong>eso</strong>. Subir a tierras altas: ésa era la consigna. Talcomo habría dicho Andrew Keene, esa mañanaHarold Gardener estaba obsesionado con lastierras altas. Detrás de él, el centro de Derry seguíaderrumbándose con un estruendo de artillería.4.—¡Beverly! –gr<strong>it</strong>ó.Sus brazos y su espalda eran un único dolorpalp<strong>it</strong>ante. Richie parecía pesar una tonelada."Déjalo en el suelo –susurraba su mente–. Estámuerto, lo sabes. ¿Por qué no lo dejas en el suelo?"1903

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