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it-eso-stephen-king

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verás!El payaso comenzó a caminar por el hielo haciael puente del canal, donde estaba el chico. Ben lovio acercarse sin moverse; lo observaba como elpájaro observa a la serpiente que se acerca. Losglobos deberían haber reventado en ese frío tanintenso, pero no era así; flotaban por delante delpayaso, cuando deberían haber estado tras de él,tratando de escapar hacia Los Barrens... de donde,según afirmaba una parte de la mente de Ben,había salido ese ser en un principio.Entonces Ben notó algo más.Aunque los últimos rayos del día arrojaban unfulgor rosado sobre el hielo del canal, el payaso nohacía sombra alguna. Ninguna en absoluto.–Te gustará estar aquí, Ben –dijo el payaso. Yaestaba tan cerca que Ben oía el club–club de suscuriosos zapatos sobre el hielo–. Te va a gustar, telo prometo; a todos los niños les gusta, porque escomo la Isla del Placer en Pinocho y la Tierra deNunca Jamás en Peter Pan. ¡No están obligados acrecer, y <strong>eso</strong> es lo que todos quieren! ¡Anda, ven!Ven a ver, toma un globo, alimenta a los elefantes,sube a la Vuelta al Mundo. ¡Oh, te gustará, Ben, ycómo flotarás...!Y Ben, a pesar de su miedo, sintió que unaparte de él quería un globo. ¿Quién tenía un globocapaz de flotar contra el viento? ¿Quién había oídohablar de semejante cosa? Sí... quería un globo y362

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