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it-eso-stephen-king

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En derredor, la lucha menguó, porque los otrosempezaban a observarlos. Hasta Henry volvió lacabeza.Victor esquivaba pero Bill no se tomaba lamolestia. Las piedras del adversario le daban en elpecho, el hombro, el estómago. Una le rozó en laoreja. Como si nada lo conmoviera, él seguíaarrojando sus proyectiles con fuerza asesina. Latercera golpeó a Victor en la rodilla; hubo unruid<strong>it</strong>o seco, de rotura, y el chico dejó escapar ungruñido. Se había quedado sin municiones. A Billle quedaba una piedra, suave y blanca, con troc<strong>it</strong>osde cuarzo, del tamaño de un huevo de pato. A Crissle pareció muy dura.Bill estaba a menos de metro y medio.—T–t–te largas de a–aquí ahora m–mmismo –dijo–, si no q–q–quieres que ttt–e ab–abra la c–c–ca–beza. Y v–v–a en se–se–serio.Victor lo miró a los ojos y comprendió quedecía la verdad. Sin una palabra más, giró sobresus talones y se alejó por donde Peter Gordon sehabía retirado.Belch y Moose Sadler miraban alrededor,vacilantes. A Sadler le corría sangre por lacomisura de la boca; por la cara de Belch corría unhilo rojo que bajaba desde el cuero cabelludo.Henry movía la boca pero sin poder pronunciarpalabra.1197

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