11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ver en él al autor de ese poema de amor... aunquenunca había llegado a convencerse de <strong>eso</strong>. No, ellahabía sabido quién era el autor del poema. Y mástarde, en algún momento, ¿no lo había reconocidoel mismo chico que se lo había enviado? Sí, Ben selo había dicho (aunque ahora no podría recordar,ni por todo el oro del mundo, en qué circunstanciaslo había dicho en voz alta), y hasta ese momentohabía ocultado su amor tan discretamente comoella ocultaba el que sentía por Bill,("pero tú se lo dijiste, Bevvie, le dijiste que loamabas, sí)para cualquiera que supiera mirar (y que fuerabondadoso) <strong>eso</strong> era evidente en el modo en que éldejaba siempre alguna distancia entre ambos, ensu manera de aspirar súb<strong>it</strong>amente cuando ella letocaba el brazo o la mano, en el hecho de que él sevistiera con más cuidado cuando sabía que iba averla. Querido, gordo, dulce, Ben.Ese difícil triángulo preadolescente habíaterminado. Cómo había terminado era otra de lascosas que aún no podía recordar. Tenía lasensación de que Ben había confesado haberescr<strong>it</strong>o y enviado ese pequeño poema de amor. Queella había dicho a Bill que lo amaba y que lo amaríaeternamente. Y de algún modo, esas dosconfesiones habían ayudado a salvar la vida detodos... ¿o no? No lo recordaba. Esos recuerdos (o<strong>eso</strong>s recuerdos de recuerdos) eran como islas que969

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!