11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

como sangre seca. Enmarcaba el cielo en muchashileras de rombos."Esto era terr<strong>it</strong>orio familiar –pensó Eddie,divertido, con las manos en los bolsillos, ocupandoel mismo s<strong>it</strong>io que había sido la meta, veintisieteaños atrás–. Por encima de la alambrada y haciaLos Barrens. Eso se llamaba El Automático."Rió con ganas y se volvió para mirar, nervioso,como si fuera un fantasma el que reía en voz alta,no un tipo bien vestido, de posición tan sólidacomo... como..."Vamos, Eds –pareció susurrar la voz deRichie–. De sólido no tienes nada y en los últimosaños los momentos de felicidad han sido pocos yraros, ¿no?".—Sí, es cierto –reconoció Eddie en voz baja,mientras pateaba algunos guijarros.En verdad, sólo había visto pasar dos pelotassobre esa alambrada, ambas lanzadas por el mismochico: Belch Huggins. Belch era enorme, casi hastalo ridículo. A los doce años media ya un metroochenta y pesaba unos ochenta kilos. Lo llamabanBelch (eructo) porque era capaz de eructar conasombrosa potencia. En sus mejores momentosparecía un cruce entre rana–toro, con cigarra. Aveces se golpeaba rápidamente la boca con lamano, mientras eructaba, em<strong>it</strong>iendo un sonido queparecía un ronco gr<strong>it</strong>o indio.Belch era enorme, sin llegar a gordo, recordó954

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!