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it-eso-stephen-king

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News y casi de inmediato olvidó lo mal que habíadormido la noche anterior... hasta que había tenidoque levantarse a encender la luz del armario, cosade chiquillos, sin duda, pero hasta entonces nohabía podido pegar un ojo. Sin embargo, a lamañana siguiente las cosas parecían otra veznormales... o casi. Empezaba a pensar que tal vez ély Bill habían compartido la misma alucinación.Claro que los cortes en los dedos de Bill no eranalucinaciones; o tal vez se los había hecho con lashojas del álbum. Era papel gru<strong>eso</strong>. Podía ser. Talvez. Además, ¿quién los obligaba a pasarse los diezaños siguientes pensando en <strong>eso</strong>? Nadie.Por lo tanto, tras una experiencia que habríapuesto a cualquier adulto a la búsqueda delpsiquiatra más cercano, Richie Tozier se levantó,desayunó con tort<strong>it</strong>as, vio el anuncio de las dospelículas de terror, revisó sus fondos, descubrióque estaban un poco escasos (tal vez "inexistentes"sería la palabra más adecuada) y empezó a fastidiara su padre pidiéndole tareas para hacer.El padre, que había bajado a la cocina con labata de dentista ya puesta, dejó el suplemento dedeportes y se sirvió la segunda taza de café. Era unhombre de aspecto agradable y facciones delgadas.Llevaba gafas con montura de acero, estabaquedándose calvo por atrás y moriría de cáncer delaringe en 1973. Miró el aviso que Richie señalaba.—Películas de terror –dijo Wentworth Tozier.587

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