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it-eso-stephen-king

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una mujer mucho más joven de lo que había sido laseñor<strong>it</strong>a Davies, aun en aquel entonces.Algunos de los niños se taparon la boca parareír, pero otros se lim<strong>it</strong>aron a observarla; sus ojosrevelaban la fascinación eterna del cuento dehadas: ¿sería derrotado, el monstruo...?—Soy yo, Billy el cabr<strong>it</strong>o, quien camina, "trip–trap", sobre tu puente –prosiguió la bibliotecaria.Y Ben, pálido, pasó a su lado."¿Cómo puede ser el mismo cuento? Elmismísimo cuento. ¿Voy a creer que se trata sólode una coincidencia? Pues no lo creo... ¡Mald<strong>it</strong>asea, no lo creo!"Se inclinó hacia la fuente de agua. Tuvo queagacharse tanto como Richie cuando hacía susreverencias orientales, diciendo: "Salami, salami...""Debería hablar con alguien –pensó, presa delpánico–. Con Mike, con Bill, con alguien. ¿Seríacierto que alguien está ligando pasado y presente oes sólo mi imaginación? Porque si es cierto, noestoy seguro de estar preparado para tanto. Yo..."Cuando miró hacia el escr<strong>it</strong>orio, su corazónpareció detenerse por un momento, antes deempezar a latir al doble de la velocidad hab<strong>it</strong>ual. Elcartel era simple, directo... y familiar: "Recuerda eltoque de queda. 19 horas. Policía de Derry".En ese instante todo pareció aclararse para él.Todo volvió en un horrible destello de luz.928

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