11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¡Richie! –vociferó Bill.Y Richie oyó el repiqueteo del carbón que caía,mientras Bill empezaba a trepar. Los rugidos y losgruñidos continuaban. Hubo un astillar de madera.Aquello era una mezcla de ladridos y aullidos,como una fría pesadilla.Richie dio a la ventana un fuerte empellón, sinimportarle que el vidrio pudiera romperse yreducirle las manos a jirones. Ya no le importabanada.El vidrio no se rompió; giró hacia fuera, sobreuna vieja bisagra de acero escamada de herrumbre.Cayó otro poco de polvo negro, esta vez en la carade Richie. Se retorció hasta salir al patio lateralcomo una anguila, aspirando el aire fresco,sintiendo el latigazo de la hierba alta en la cara.Tuvo una vaga conciencia de que estaba lloviendo.Vio los gru<strong>eso</strong>s tallos de los grandes girasoles,verdes y velludos.La Walther se disparó por tercera vez y la bestiadel sótano aulló; fue un sonido prim<strong>it</strong>ivo, de rabiapura. Luego Bill gr<strong>it</strong>ó:—¡Me ha at–atrapado, Richie! ¡Ayú–ayúdame!¡Me atr...!Richie giró en redondo, en cuatro patas, y vio lacara aterrorizada de su amigo vuelta hacia arriba,en el cuadrado de ventana por la cual, en cadaotoño, habían descargado una carretada de carbónpara el invierno.648

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!