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it-eso-stephen-king

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cuando uno se ganaba la vida paseando a la genterica por Nueva York, a la gente rica y famosa, todotenía que lucir a la perfección. Pero servirían Parael s<strong>it</strong>io a donde iba. Y para lo que tuviera que hacercuando llegara. Tal vez Richie Tozier...Pero en ese momento lo amenazó la negrura,sintió que comenzaba a cerrársele la garganta.Eddie notó entonces, con verdadero pánico, quehabía cargado con toda una farmacia, olvidando lomás importante, su inhalador, en la planta baja,sobre el equipo estereofónico.Cerró la maleta con violencia. Luego se volvióhacia Myra, que seguía allí, en el pasillo, con lamano contra la corta y gruesa columna de sucuello, como si fuera ella la que padecía de asma.Lo miraba fijamente, con perplejidad y terror.Eddie habría sentido lástima por ella, de no serporque su corazón ya estaba lleno de terror por símismo.—¿Qué ha pasado, Eddie? ¿Quién te llamó porteléfono? ¿Estás en dificultades? Tienesproblemas, ¿no es cierto? ¿Qué problemas son?Caminó hacia ella con el bolso en una mano y lamaleta en la otra, más o menos derecho, ahora queel p<strong>eso</strong> estaba mejor equilibrado. Myra le bloqueóel paso hacia la escalera. El pensó que no lo dejaríapasar. Pero, cuando su cara estaba por estrellarseen el blando bloqueo de sus pechos, la mujer seapartó... con miedo. Al pasar Eddie sin detenerse,148

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