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it-eso-stephen-king

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5. En los túneles, 4.55.Mientras reptaba, Bill recordó el desnivel enque terminaba esa tubería. Aun así, el peldaño lotomó por sorpresa. Sus manos, que se arrastrabanpor la superficie costrosa de la vieja tubería,volaron por el aire. Cayó hacia adelante y rodóinstintivamente aterrizando sobre el hombro, queem<strong>it</strong>ió un doloroso crujido.—¡C–c–cuidado! –se oyó gr<strong>it</strong>ar–. ¡A–a–aquíestá el esc–escalón! ¿Eddie?—¡Aquí! –Eddie le rozó la frente–. ¿Me ayudas?Rodeó a Eddie con los brazos y lo, sacó de allítratando con cuidado el brazo roto. El siguiente fueBen; después, Bev; por fin, Richie.—¿T–t–tienes c–c–cerillas, RiRichie?—Yo sí tengo –dijo Beverly. Bill sintió que unamano tocaba la suya en la oscuridad y le ponía enella un librillo de cerillas–. Son sólo ocho o diez,pero Ben tiene más. De la hab<strong>it</strong>ación.—¿Las llevabas bajo el b–b–brazo, B–Bev?—Esta vez, no. Lo siento.Y lo rodeó con los brazos en la oscuridad. Él laestrechó con fuerza, cerrando los ojos, tratando desentir el consuelo que ella tanto deseaba1769

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