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it-eso-stephen-king

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dejó sin aliento. Por las calles Main, Kansas yCanal, la gente se había detenido a mirar en losportales y aceras."Silver" salió disparada por el puente de laacera socavada. Bill sintió que su cadera y surodilla izquierda raspaban la pared de la joyería. Larueda de "Silver" se hundió de pronto, haciéndolecomprender que la acera se derrumbaba trasellos......y entonces la bicicleta los llevó otra vez aterreno sólido. Bill giró para esquivar un cubo de labasura volcado y volvió a salir a la calle. Se oyó unchirriar de frenos. Vio el morro de un pesadocamión que se acercaba pero aun así no pudo dejarde reír. Cruzó el espacio que el pesado vehículoocuparía sólo un segundo después. ¡Joder, habíatiempo de sobra!Aullando, con los ojos vertiendo lágrimas, Billhizo sonar la bocina, oyendo aquellos roncosbramidos que ardían como brasa en la luz del día.—¡Bill! ¡Nos vamos a matar! –gr<strong>it</strong>ó Audra.Había terror en su voz, pero también diversión.Bill siguió pedaleando. Audra se inclinaba conél facil<strong>it</strong>ándole el equilibrio, ayudando a que losdos existieran con la bicicleta, al menos por esemomento breve y compacto, como tres seres vivos.—¿Te parece? –gr<strong>it</strong>ó él.—¡Estoy segura! –Y entonces ella cerró la mano1964

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