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it-eso-stephen-king

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El gordo estaba ayudando a la putilla a salir delagujero. Ella miró alrededor y, por un momentoHenry tuvo la impresión de que le estaba mirandoa los ojos. Pero su vista pasó de largo. Los doshablaron en murmullos y luego se abrieron pasopor la densa maleza. En un segundo habíandesaparecido.—Vamos –dijo Henry cuando el ruido de lamaleza se redujo hasta hacerse casi inaudible–. Losseguiremos. Pero a distancia y en silencio. Quieroatraparlos a todos juntos.Los tres cruzaron el claro, como soldados depatrulla, caminando agachados y mirando haciatodas partes. Belch se detuvo a observar la cas<strong>it</strong>asubterránea y sacudió la cabeza, admirado.—Pero si estuve sentado encima de ellos –comentó.Henry le hizo señas de que lo siguiera,impaciente.Tomaron por el sendero, porque así haríanmenos ruido. Estaban a medio camino haciaKansas Street cuando la pequeña zorra y el gordo,de la mano ("Oh, qué bon<strong>it</strong>o", se burló Henry)emergieron casi directamente frente a ellos.Por suerte estaban de espaldas al grupo deHenry y ninguno de los dos se volvió. Henry, Victory Belch se ocultaron entre las sombras, al lado delsendero. Pronto Ben y Beverly eran sólo doscamisas entrevistas por entre una maraña de1644

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