11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

su tejido apelmazado. Una de las ventanas bajasdel sótano estaba directamente a su espalda con unvidrio roto y el otro opaco de polvo. Se inclinóhacia adelante, sintiéndose casi hipnotizado. Seacercó a la ventana, se acercó a la oscuridad delsótano respirando olor a vejez, a moho y apodredumbre seca, se acercó cada vez más a lonegro. Sin duda el leproso lo habría atrapado si elasma no hubiera elegido ese momento,exactamente, para atacar. Le apretó los pulmonescon un p<strong>eso</strong> indoloro pero atemorizante; deinmediato, su respiración tomó aquel sonidofamiliar, detestable, sibilante.Retrocedió y fue entonces cuando apareció lacara. Su aparición fue tan súb<strong>it</strong>a, tan sorprendente(pero también tan esperada) que Eddie no habríapodido gr<strong>it</strong>ar, aun sin el ataque de asma. Sus ojosse dilataron. Su boca se abrió. No era el vagabundode la nariz carcomida, pero tenía cierto parecido.Un terrible parecido. Sin embargo... aquello nopodía ser humano; Nada podía seguir con vidaestando tan carcomido.Tenía agrietada la piel de la frente. El hu<strong>eso</strong>blanco, revestido por una mucosa amarilla, espiabapor allí como la lente de un reflector empañado. Lanariz era un puente de cartílago desnudo sobre doscanales rojos, muy abiertos. Un ojo erajubilosamente azul; el otro, una masa de esponjosotejido negro pardusco. El labio inferior del leprosocaía hacia abajo como hígado. No tenía labio535

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!