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it-eso-stephen-king

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moneda en la máquina de discos –pensó–. Estapieza se llama "Ojos que no ven, corazón que nosiente". Pero en alguna parte duele. Tal vez en losespacios que separan a las personas."Beverly se levantó y abrió la cama.—Ven a acostarte, neces<strong>it</strong>amos dormir.—Es–s–está bien.Y estaba bien, en realidad. Él quería dormir...pero solo no, esa noche. El último impacto estabapasando... quizá con demasiada pront<strong>it</strong>ud. Pero enese momento se sentía exhausto. Segundo asegundo, la realidad tenía un matiz de sueño. Y apesar de su culpabilidad, Bill pensó que ése era unlugar seguro. Podría dormir un poco entre losbrazos de Bev. Quería su calor y su amistad.Se qu<strong>it</strong>ó las medias y la camisa para acostarsejunto a ella. Bev se acurrucó contra él, calientes lospechos, frías las largas piernas. Bill la abrazónotando la diferencia: el cuerpo de Beverly era máslargo que el de Audra, más pleno a la altura delpecho y de la cadera. Pero era un cuerpobienvenido."Debió haber sido Ben el que estuviese contigo,querida –pensó, soñoliento–. Creo que así estabaprevisto. ¿Por qué no fue Ben?>Porque fuiste tú en aquella época y eres túahora, sencillamente. Porque lo que gira siemprevuelve al mismo s<strong>it</strong>io. Creo que fue Bob Dylan1613

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