11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

oscuridad.Bill sintió que algo le crecía en el pecho, algocaliente, sofocante y doloroso. Se cogió las rodillasy las acercó al mentón con la esperanza de que <strong>eso</strong>calmara el dolor; agradecía vagamente que laoscuridad impidiera a los otros presenciar sutormento.Oyó que se le escapaba un gemido vacilante.—¡George! –gr<strong>it</strong>ó–. ¡George, lo siento! ¡Yo noq–q–quería que te oc–ccurriera nada m–m–malo!Tal vez había algo más que decir, pero no pudo.Por entonces estaba sollozando, tendido deespaldas, con un brazo contra los ojos, recordandoel barco de papel, recordando el palp<strong>it</strong>ar de lalluvia contra las ventanas de su dorm<strong>it</strong>orio,recordando el olor a medicamentos y los pañuelosde papel sobre la mes<strong>it</strong>a de noche, el leve dolor dela fiebre en la cabeza y en el cuerpo, recordando aGeorge, sobre todo a George, con su impermeable ysu capucha.—¡Lo siento, George! –gr<strong>it</strong>ó entre lágrimas–.¡Lo siento, lo siento, por favor... perdóname!Un momento después, todos lo rodeaban, susamigos, y nadie encendió cerillas. Alguien loabrazó sin que él supiera quién, tal vez Beverly, talvez Ben, o Richie. Estaban con él y en esa ocasiónla oscuridad fue generosa.1804

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!