11.07.2015 Views

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

it-eso-stephen-king

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

del cilindro. Ben vio que Eddie tenía los ojoscerrados... y por un instante creyó oír el ruido de lacarga de caballería más desagradable del mundo alabrirse paso por entre los matorrales. Se volvió,casi esperando que los tres aparecieran entre laniebla y los espinos, pero sólo se oía la brisa, cadavez más fuerte, haciendo repiquetear loscañaverales a unos cuatrocientos metros de allí.Sus antiguos enemigos habían desaparecido en sutotalidad.Bill se aferró del tosco borde de cemento y fuebajando a tientas, peldaño a peldaño. Eddie loestaba ahogando. "Su bolso, ¿cómo vino a parar subolso aquí? No importa. Pero si estás ahí, Dios, y sirecibes súplicas, haz que esté bien, que no sufrapor lo que Bev y yo hicimos esta noche ni por loque yo hice un verano, cuando era niño... ¿Fue elpayaso? ¿Fue Bob Gray el que la atrapó? Porque enese caso no sé si Dios podrá ayudarla."—Tengo miedo, Bill –dijo Eddie, con voz débil.El pie de Bill tocó agua fría, estancada.Descendió a ella, recordando la sensación y el olora humedad, recordando la claustrofobia que eselugar le había hecho experimentar... Y a propós<strong>it</strong>o,¿qué les había ocurrido? ¿Cómo se las habíanarreglado en aquellos desagües y túneles? ¿Dóndehabían ido, exactamente, y cómo habían logradosalir? Aún no recordaba nada de todo <strong>eso</strong>; no podíapensar sino en Audra.1743

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!