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it-eso-stephen-king

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demasiado aturdido por el concepto como parareír. Su primer pensamiento fue "¿La luz tienep<strong>eso</strong>? Oh, Dios, <strong>eso</strong> es terrible"). El tiempo, comoalgo que, tarde o temprano, lo enterraría.La primera nota que le dejó su padre, aquellaprimavera de 1958, estaba garabateada en el dorsode un sobre y sujeta bajo un salero. El aire teníauna dulce tibieza primaveral y su madre habíaabierto todas las ventanas. "No hay tareas –decía lanota–. Si quieres, ve en bicicleta por Pasture Road.Verás, a la izquierda, un montón de escombros ymaquinarias viejas. Echa un vistazo y trae unrecuerdo. ¡No te acerques al sótano! Y vuelve antesdel oscurecer. Ya sabes por qué."Mike sabía por qué, claro que sí.Dijo a su madre a dónde iba y ella frunció elceño.—¿Por qué no preguntas a Randy Robinson sipuede ir contigo?—Sí, bueno. Pasaré a preguntarle –dijo Mike.Lo hizo, pero Randy había ido con su padre aBangor para comprar semillas de patatas. Así queMike siguió en su bicicleta solo, hasta PastureRoad. Era un trayecto largo: algo más de seiskilómetros. Mike calculó que eran las tres cuandoapoyó la bicicleta contra la vieja cerca de madera,al costado izquierdo de Pasture Road, y trepó porella. Tendría una hora para explorar, antes deiniciar el regr<strong>eso</strong>. Hab<strong>it</strong>ualmente, su madre no se467

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