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it-eso-stephen-king

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gru<strong>eso</strong> que parecía posible cortarlo.La marca seguía sobre la puerta y una vez mástodos vieron algo diferente en ese extraño diseño,Beverly vio la cara de Tom. Bill, la cabeza cortadade Audra, con ojos inexpresivos que se fijaban en élincriminatoriamente. Eddie, una calaverasonriente y puesta sobre dos tibias cruzadas: elsímbolo del veneno. Richie, la cara barbuda de unPaul Bunyan enajenado cuyos ojos eran rendijas deasesino. Y Ben vio a Henry Bowers.—¿Somos lo bastante fuertes, Bill? –preguntó–.¿Podemos hacer esto?—N–n–n–no lo sé –dijo Bill.—¿Y si está cerrada? –sugirió Beverly con unhilo de voz.La cara de Tom le hacía burla.—N–no –afirmó Bill–. Los lug–lugares comoéste n–n–nunca est–están cece–cerrados.Apoyó los dedos de la mano derecha,extendidos contra la puerta (tuvo que agacharsepara <strong>eso</strong>) y empujó. La puerta giró hacia untorrente de luz amarilloverdosa, enfermiza. Losrecibió aquel olor a zoológico, el olor del pasadohecho presente, horriblemente vivo, obscenamentev<strong>it</strong>al."Gira, rueda", pensó Bill porque sí. Y miró enderredor. Luego se dejó caer sobre manos yrodillas. Beverly lo siguió. Después, Richie. Detrás,1816

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