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it-eso-stephen-king

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Era uno de los mejores amigos que he tenido en mivida. Y he tenido unos cuantos, ¿sabes? Aun gordocomo era, tenía unos cuantos amigos. Bill elTartaja es ahora escr<strong>it</strong>or.Ricky Lee apenas lo escuchaba. Estabamirando, fascinado, los dólares de plata: 1921,1923 y 1924. Sólo Dios sabía cuánto podían valer,sólo por el p<strong>eso</strong> en plata pura.—No puedo aceptarlos –rep<strong>it</strong>ió.—Pero yo insisto en que los aceptes.El señor Hanscom tomó la jarra y la vació porcompleto. Por entonces, ya debería haber estado enel suelo, pero sus ojos no se apartaban de los deRicky Lee. Estaban acuosos e inyectados en sangre,pero Ricky Lee habría jurado sobre un montón deBiblias que también estaban sobrios.—Me está asustando un poco, señor Hanscom –dijo Ricky Lee.Dos años antes, Gresham Arnold, borracho decierta reputación en la zona, había entrado en LaRueda Roja con un cilindro de monedas de aveinticinco y un billete de veinte dólares metido enla cinta del sombrero. Entregó las monedas aAnnie con instrucciones de ponerlas de a cuatro enel tocadiscos automático. Luego puso los veintedólares en el mostrador e indicó a Ricky Lee quesirviera una copa a todos los presentes. Eseborracho, ese tal Gresham Arnold, había sidomucho antes una estrella del baloncesto que jugaba135

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