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it-eso-stephen-king

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Pero Henry le dio un buen empujón.Una expresión de sorpresa, que habría sidocómica en cualquier otra circunstancia, se dibujóen la cara del señor Gedreau, que cayó sentado enlos escalones que llevaban a la puerta de su tienda.—Mald<strong>it</strong>o hijo de... –exclamó.La sombra de Henry cayó sobre él.—Vuelva dentro –dijo.—Pero... –El señor Gedreau se interrumpió. Porfin había visto aquella luz en los ojos de Henry. Selevantó apresuradamente, y subió los peldaños tanrápido como pudo; tropezó en el penúltimo y tuvoque apoyar una rodilla en el suelo. De inmediatoestuvo de pie, pero ese tropezón, por breve quefuese, le robó cuanto quedaba de su autoridad deadulto.Ya arriba, giró en redondo para gr<strong>it</strong>ar:—¡Voy a llamar a la policía!Henry hizo ademán de arrojarse contra él y elseñor Gedreau se echó hacia atrás. Eddiecomprendió que <strong>eso</strong> era el fin. Por increíble, porinconcebible que pareciese, allí no habíaprotección para él. Era hora de irse.Mientras Henry de pie ante los peldaños,fulminaba con la vista al señor Gedreau y los otrospermanecían petrificados (hasta horrorizados,exceptuando a Patrick) por ese súb<strong>it</strong>o y triunfaldesafío a la autoridad de los adultos, Eddie vio su1349

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