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it-eso-stephen-king

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Denbrough.Bill los miró y sonrió. En ese momento,mientras Bill miraba a Ben, a Beverly y luego otravez a Bradley, Richie tuvo una inesperadacertidumbre: Beverly era parte de ellos; así lodecían los ojos de Bill. En cambio, Bradley no.Podía quedarse un rato; hasta era posible quevolviera alguna otra vez a Los Barrens porquenadie le diría: "No, disculpa, pero el Club de losPerdedores ya tiene un miembro con problemas dedicción." Pero no formaba parte de ellos.El pensamiento le produjo un miedo súb<strong>it</strong>o eirracional. Por un momento se sintió como sihubiera nadado un largo trecho y descubriera, depronto, que ya no hacía pie. Hubo un destellointu<strong>it</strong>ivo: "Nos está llevando a algo. Nos estáeligiendo uno a uno. Nada de todo esto es casual.¿Estamos ya todos?"Entonces la intuición se perdió en una marañasin significado, como si un vidrio se rompieracontra el suelo de piedra. Además, no importaba.Allí estaba Bill, y Bill se haría cargo de todo; Bill nodejaría que las cosas se les fueran de las manos.Era el más alto y sin duda el más apuesto. Bastabacon mirar a Bev, que tenía los ojos clavados en él, ya Ben, que la observaba con tristeza,comprendiendo. Bill era, también, el más fuerte detodos, y no sólo en un sentido físico. Había másque <strong>eso</strong>, pero Richie aún no conocía la palabra622

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