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it-eso-stephen-king

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Vio la sorpresa en la cara de Bill; lo vio quedarboquiabierto... y comprender de pronto. Pero nopor su revelación, sino a pesar del aturdimientoque le provocó. Él la había alcanzado por sí mismo.—Todos...—Bill, ¿qué pasa?—F–f–fue tu mo–modo de s–s–sacarnos –dijoél. Sus ojos brillaban tanto que ella se asustó–. ¿Nolo c–c–comprendes, Bev–Beverly? ¡"Fue tu modode sacarnos"! Todos... pero éramos... Ahora se leveía asustado, inseguro.—¿Recuerdas ahora el resto? –preguntó ella.Bill movió lentamente la cabeza.—Nada específ–f–fico. Pero... –Estabaasustado de verdad–. En re–rerealidad, todo sered–reduce a que salimos "a fuerza de desearlo". Yno estoy seguro... Beverly, no estoy seguro de que,como adultos, podamos volver a hacerlo.Ella lo miró por un largo instante. Después sesentó en el borde de la cama. Su cuerpo era suave yadorable; la línea de la columna vertebral apenasera discernible en la penumbra cuando se agachópara qu<strong>it</strong>arse las medias de nylon que llevabapuestas. Su pelo se enroscaba sobre el hombro. Élpensó que volvería a desearla antes de la mañana yaquella sensación de culpa volvió a él atemperadasólo por el vergonzoso consuelo de saber queAudra estaba a un océano de distancia. "Pon otra1612

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