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it-eso-stephen-king

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suyo con una lámpara de gas, a decirle que habíahabido una inspección por sorpresa y que Wilsonhabía cometido una infracción por haber estadoausente. Mis amigos dieron el presente por mí, asíque no tuve problemas, pero los de Wilson, si esque se los puede llamar amigos, no se iban amolestar.Entonces me dejó ir. Al día siguiente yoesperaba ver su nombre en la lista de sancionados,pero no apareció. Seguramente dijo al teniente quehabía estado enseñando a un negro bocazas quiénera el dueño de todos los agujeros de la base: losque ya estaban cavados y los que no lo estaban.Probablemente le dieron una medalla en vez demandarlo a pelar patatas. Y así eran las cosas en lacompañía E, en Derry."Corría 1958 cuando mi padre me contó estahistoria. Calculo que se acercaba a los cincuentaaños, aunque mi madre sólo tenía unos cuarenta.Le pregunté por qué había vuelto a Derry."Bueno, sólo tenía dieciséis años cuando meenrolé –dijo–. Tuve que agregarme edad para queme aceptaran. Y tampoco fue idea mía. Me loordenó mi madre. Yo era grande, y supongo quepor <strong>eso</strong> pasó la mentira. Nací y me crié en Burgaw,Carolina del Norte, y allá sólo veíamos carnedespués de la cosecha de tabaco o en el invierno, aveces, si mi padre cazaba un mapache o unazarigüeya. el único buen recuerdo que conservo de759

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