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it-eso-stephen-king

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Chupará los chupa–chups, tomará el refresco yhará r<strong>eso</strong>nar el cambio en el bolsillo a lo largo detodo el trayecto de regr<strong>eso</strong> a casa. Pero, ese día fuediferente; ese día terminó con él en el hosp<strong>it</strong>al, locual era muy diferente, sí. Pero comenzó de mododiferente, cuando el señor Keene lo llamó. Porque,en vez de entregarle la bolsa blanca llena demedicamentos y el recibo, indicándole queguardase el papel en su bolsillo para no perderlo, elseñor Keene lo mira, pensativo, y dice:—Ven2.a la oficina por un minuto, Eddie. Quierohablar contigo.Eddie lo miró por un instante, parpadeando,algo asustado. Por la cabeza le cruzó la idea de queel señor Keene podía creer que él había robadoalgo. Junto a la puerta había un letrero que élsiempre leía al entrar. Estaba escr<strong>it</strong>o en acusadorasletras negras, tan grandes que hasta, Richie Tozierpodría leerlas sin gafas: "Robar en una tienda no esaventura ni una travesura. Es un del<strong>it</strong>o perseguidopor la justicia".Eddie nunca había robado nada, pero eseletrero siempre lo hacía sentir culpable, como si el1322

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