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it-eso-stephen-king

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Henry y, por lo tanto, con más lent<strong>it</strong>ud. Pero loalcanzarían pronto, si no hacía algo.Lanzó un gemido. ¿Jamás acabaría aquellalocura?Sin apartar la vista de ellos, pasó por sobre elárbol caído y bajó por el terraplén jadeandoásperamente. Sentía una punzada en el costado y lalengua le dolía endiabladamente. Las matas yaeran tan altas como él y le llenaba la nariz un hedora vegetación podrida. Oyó ruido de agua poralguna parte, a poca distancia, borboteando sobrepiedras y guijarros.Sus pies resbalaron y volvió a caer, rodando, segolpeó el dorso de la mano contra una rocasaliente, atravesó unos espinos que desgarraron susudadera así como sus manos y mejillas.Por fin, con una sacudida, quedó sentado, conlos pies en el agua. Era un arroyuelo que discurríahacia una densa arboleda, a la derecha; aquelloparecía tan oscuro como una cueva. Miró hacia laizquierda. Henry Bowers yacía de espaldas enmedio del agua. Sus ojos, entreabiertos, sólomostraban la parte blanca. De una oreja le brotabasangre que corría hacia Ben en hilos."¡Oh, Dios, lo he matado! ¡Oh, Dios, soy unasesino! ¡Oh, Dios mío!"Olvidando que Belch y Victor venían tras él (otal vez comprendiendo que perderían todo interéscuando vieran que su temerario líder había341

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