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it-eso-stephen-king

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salía por allí; no había tal red de alcantarillados dela mente ni cavernas subterráneas llenas deMorlocks. En el otro extremo del pasadizo no habíanada, salvo Derry. Sólo Derry. Y..."... ¿y quién camina, trip–trap, por mi puente?De pronto se incorpora y esta vez es su codo elque se desmanda: se hunde profundamente, por uninstante, en el costado de su gordo compañero deasiento.—Cuidado, amigo –dice el gordo–. No hayespacio, ¿entiende?—Usted deje de clavarme el suyo y yo d–d–dejaré de c–c–clavarle el mío.El gordo le echa una mirada agria, incrédula, dequé diablos me está hablando. Bill se lim<strong>it</strong>a amirarlo hasta que el otro aparta los ojos,murmurando.¿Quién está allí?¿Quién camina, trip–trap, sobre mi puente?Mira otra vez por la ventanilla y piensa."Hemos salido p<strong>it</strong>ando."Le arden los brazos y la nuca. Acaba con elresto de su cóctel de un solo trago. Otra de esasgrandes luces acaba de encenderse.Silver, su bicicleta. Así la había llamado, comoel caballo del Llanero Sol<strong>it</strong>ario. Una Schwinngrande, de sesenta centímetros de altura. "Te vas amatar con <strong>eso</strong>, Billy", le había dicho el padre, pero374

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